El inglés

Desde su definitiva consolidación en el siglo XV, la historia de la lengua inglesa está indisociablemente unida a la de los dos países cuya imparable ascensión económica y política habría de extender su uso por todo el planeta: primero Gran Bretaña y después los Estados Unidos.
 
Unidos desde 1603 bajo una misma corona, los Estados escocés e inglés se fusionaron en 1707 mediante la Ley de Unión, que dio origen al Reino de Gran Bretaña, al comprender el territorio completo de la isla del mismo nombre (el País de Gales, al Este de Inglaterra, ya pertencía a ésta desde 1535). El nuevo reino adoptó su actual bandera, la conocida Union Jack, que es el resultado de superponer las banderas tradicionales de Escocia e Inglaterra.
 
 
 
La lengua inglesa se benefició considerablemente de la creación del Reino de Gran Bretaña. Pronto se consolidó formalmente como la lengua dominante en la política, la economía y los demás aspectos de la vida cotidiana en todo el territorio del nuevo Estado.
En 1800 se produjo la unión jurídica entre el Reino de Gran Bretaña y el Reino de Irlanda, dando paso al Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda. Para entonces, Londres era ya la metrópoli de un vasto imperio que no dejaría de crecer durante todo el siglo XIX. La superioridad naval e industrial del Reino Unido, junto a su firme apuesta por la democracia parlamentaria y las libertades civiles, hicieron del emergente imperio británico no sólo una potencia hegemónica sino también un modelo de sociedad para las corrientes más liberales y progresistas del resto de Europa. Aunque el español (en retroceso), el alemán y muy especialmente el francés eran las lenguas de comunicación diplomática y comercial, el inglés ya comenzaba a resultar importante en las altas esferas del Viejo Continente.
 
Unos años antes se había producido la Guerra de la Independencia en Norteamérica. El nuevo país, los Estados Unidos, adoptaría la lengua de los colonos, el inglés, y cerca de un siglo después empezaría a contribuir, con su naciente imperio colonial y con su arrolladora influencia política, cultural y tecnológica a la consolidación del inglés como principal idioma del planeta.
Hasta su sustitución por la hegemonía de los Estados Unidos, la influencia británica se dejó sentir en todo el mundo, ya que el propio imperio ocupaba cerca de la cuarta parte de las tierras emergidas y su distribución en los cinco continentes implicaba la importante presencia británica en los asuntos regionales de cualquier lugar. Surgieron así diferentes dialectos derivados del inglés, que se emplearon en el comercio y en la comunicación básica en las zonas coloniales. Algunos de estos dialectos del inglés, en África y en el Caribe especialmente, han llegado hasta la actualidad.
 
Hoy el inglés es la lengua nativa de más de cuatrocientos millones de personas, compitiendo con el español por el tercer lugar en número, después del chino mandarín y del hindi. Pero lo principal no es el número de hablantes, ni siquiera el ser la lengua oficial de más de sesenta países y territorios, sino su importancia como lengua de comunicación entre no nativos. Este papel de lingua franca, fuertemente apoyado en el liderazgo tecnológico y cultural de los países anglófonos, convierte al inglés en el auténtico esperanto, la lengua principal de la especie humana.
 
En esta imagen podemos ver en azul donde se habla actualmente inglés.
 
 Fuente: http://englishforchild.blogcindario.com
 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario